Inédita investigación realizada por la Escuela de Salud Pública de la U. de Chile:
MP 2,5 y partículas ultrafinas, las más dañinas, presentan niveles hasta cuatro veces superiores a la norma permitida en Estados Unidos.
René Olivares
"Lo único que no queremos es que, con estos resultados, la gente piense que es nocivo andar en bicicleta, porque no es así", afirma Paulina Pino, una de las encargadas de la investigación sobre la exposición de los ciclistas a gases tóxicos que realizan miembros de la Escuela de Salud Pública de la U. de Chile.
La especialista advierte esta situación porque, aunque suene a ironía, esta investigación puede levantar mucho polvo. Primero, porque los resultados preliminares demuestran que los niveles de concentración del material particulado MP 2,5 encontrado en quienes circulan por cuatro de las ciclovías de la capital en algunos casos más que cuadruplican los niveles de la norma estadounidense y doblarían la norma que se discute en Chile. En el otro tóxico estudiado (material particulado ultrafino) ni siquiera existen proyectos de normarlo.
Segundo, porque con estos niveles se estaría demostrando la hipótesis de que las ciclovías deberían ir por rutas distintas a las de alta concentración de vehículos, para evitar sobreexponer a la contaminación precisamente a quienes ocupan como transporte un medio no contaminante.
Y tercero, porque en el análisis de los datos que hacen las especialistas involucradas en el proyecto advierten que la situación es similar entre la zona oriente (que concentra la mayor cantidad de kilómetros de ciclovías en el país) con el centro de Santiago, epicentro histórico de la contaminación ambiental en el país.
El estudio obtuvo promedios de concentración de MP 2,5 de hasta 62,4 microgramos por metro cúbico (ug/m3), cuando la norma que se discute en Chile pretende permitir un máximo de 30 ug/m3. Las mediciones de los contaminantes se realizaron entre las 8:00 y las 10:00 horas, en dos turnos, por lo que se obtuvieron datos coincidentes con los horarios de mayor tránsito vehicular.
Este tóxico se midió junto con el material particulado ultrafino porque éstos representan los principales tóxicos provenientes del tránsito vehicular y que tienen efectos adversos en la salud de las personas. Sobre todo lo referido al particulado fino, que se origina principalmente de las emisiones de vehículos diésel. Por esto, las personas en las cercanías del tránsito vehicular (y aún más las que realizan actividad física en las cercanías) pueden estar expuestas a altas concentraciones de estos contaminantes.
Cincuenta y cuatro ciclistas han recorrido, alternadamente, cuatro ciclovías de la capital desde julio pasado, dos de ellas (la Alameda y Antonio Varas) con alto flujo vehicular, y las otras dos (Montenegro y el circuito que rodea a la Usach) sin presencia importante de vehículos.
En esos lugares, los pedaleros (todos sanos, de hasta 34 años y con mínimo de dos años de uso constante de la bicicleta) registraron para los investigadores los niveles de material particulado al que están expuestos. De ellos, la media rondó entre los 25 y los 62 ug/m3.
"Aunque la norma es un promedio diario y aquí nosotros medimos un horario específico, existe cierta diferencia, pero que se sobrepasen los niveles máximos permitidos es muy peligroso para la salud, porque estas partículas pueden penetrar muy profundo en el árbol pulmonar", agrega Paulina Pino.
La idea final del proyecto, que es financiado por el Fondo Nacional de Investigación en Salud, es producir papers científicos sobre distintos tópicos asociados a esta investigación. Quizás la más importante, de cara a la ciudadanía, será "poner a disposición de las autoridades los resultados de estas mediciones para que al momento de planificar una ruta sea tomada en cuenta la exposición a contaminantes", dice la jefa de campo del estudio, Stephanie Messias.
Publicado el 22/11/2010
Fuente: El Mercurio
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